NUESTRA MENTE TAMBIÉN PUEDE VESTIRSE DE VERDE
La naturaleza nos provee lo que necesitamos para sobrevivir, ¿Y por qué somos nosotros mismos quienes contribuimos a la destrucción de esta? Desde la psicología se logran analizar diferentes contextos. Determinando la interacción de la conducta humana en el medio ambiente.
Actualmente se observa un consumo excesivo de materiales que no se necesitan, lo que nos permite ver que en muchas ocasiones nos dejamos llevar por el consumismo que nos proporciona un refuerzo inmediato y es ahí donde debemos cuestionarnos acerca de las consecuencias a largo plazo.
Aparentemente parecería muy cómodo usar una funda grande para empacar una sola cosa, llegando a casa con un material que en ocasiones ni siquiera se usa. Por otra parte, anhelamos un mundo mejor para nosotros y nuestros hijos.
¿Qué sucede entonces cuando nos detenemos a analizar qué tan coherentes somos con lo que deseamos y lo que hacemos? Aunque no es tan fácil movilizar masas, sí podemos empezar con una concientización personal, donde busquemos alternativas para contribuir al desarrollo adecuado de la naturaleza.
En casa nuestros hijos siguen muchos de nuestros pasos y ellos replican palabras y acciones que observan en su núcleo familiar, este es un momento para aprovechar que estamos moldeando nuevos adultos y generar en ellos una motivación intrínseca que les permita tener hábitos saludables en pro de la tierra.
Si pensamos a largo plazo tener alternativas diferentes ayuda no solo al ambiente y a forjar una personalidad íntegra, sino, también a tu economía dentro del hogar.
¡Recomendaciones dentro de casa!
Diseña un lugar de creatividad, ahí puedes enseñarles a tus hijos a través de historias, estadísticas y metáforas, cómo todos podemos ser, los superhéroes de la naturaleza. Toma fundas de tela y cada integrante de la familia puede hacer un diseño sobre ellas y poner su firma. Esto hará que se sientan participes y desarrollen un sentido de pertenencia a este objetivo en común.
Al salir de casa cada integrante de la familia puede tener su sorbete personal y reusarlo cuantas veces sea necesario. Esto disminuirá el consumo de plástico el cuál tarda en degradarse entre 150 y 1000 años dependiendo la densidad de este. Por otra parte, en tiempos de pandemia ayuda a la bioseguridad y evitar contagios por la manipulación de objetos.
Los tachos de reciclaje también pueden tener su sello personal los niños. que disfrutan mucho al decorarlos y poner el respectivo nombre a lo que ahí se va a depositar.
Dentro de tu barrio o conjunto residencial puedes proponer un día de la camiseta verde. Una vez cada dos meses voluntariamente puedes convocar a diferentes personas a que se sumen y se dé el día de limpieza, no importa si hay un servicio de recolección de basura, esto servirá para promover conciencia social y compartir con el vecindario.
Y si al salir de casa no encuentras un lugar donde depositar la basura, lleva contigo los envases hasta que encuentres un lugar donde depositarlos. Si ves a alguien que lanza un papel, puedes mostrarle un lugar donde hacerlo o también puedes recogerlo; aunque no parezca, eso le dará a él un gran aprendizaje y muy seguramente la próxima vez que arroje un papel al piso se acordará de ti.
Ten presente el cambio se da empezando por uno mismo, ¡Viste tu mente de verde y toma acción!